Uno de los mayores privilegios de El Ermitaño restaurante es estar arropado por muros centenarios. Se trata de una casa señorial que en tiempos perteneció a los Marqueses de los Salados. La propiedad denominada «Huerta de los Salados», ya en los extramuros de Benavente, cuenta además con la presencia de una pequeña ermita datada en 1775.
Se puede decir que El Ermitaño es el legado que Manuel Pérez y Hortensia Alonso dejaron a sus hijos, Pedro y Óscar. Su padre después de dedicarse toda una vida a trabajar, decidió invertir sus ahorros y adquirió la finca donde actualmente se ubica el restaurante. Su única pretensión era la de crear un típico merendero castellano, puesto que era un gran amante de la gastronomía, y su mujer estaba dotada de una buena mano en la cocina. De esta manera, el 27 de Octubre de 1989 El Ermitaño abre por primera vez sus puertas.
Con la irrupción de Pedro y años más tarde de Óscar en la cocina, el concepto del restaurante comienza a cambiar. Tras un tiempo de incertidumbre, necesitaban encontrar su identidad y lo más sensato en ese caso era guiarse por la demanda. La evolución fue en ascenso hasta llegar al concepto que tenemos hoy en día.
El año 1995 supone un punto y aparte en sus vidas, son galardonados con los primeros premios nacionales, y el cocinero asturiano Fernando Martín, reconociendo su trabajo, les apadrina y entran a formar parte de Euro-Toques, Comunidad Europea de Cocineros. Ese mismo año, tienen la suerte de conocer al maestro leonés Carlos Domínguez Cidón, un gran referente para ellos. Carlos fue el encargado de conducirles hacia una cocina evolucionada pero respetando las raíces, y de enseñarles una forma distinta de ser cocineros.
Sin duda, el peor momento de la historia de El Ermitaño restaurante ocurrió la madrugada del 10 de febrero de 2000, cuando un desafortunado incendio arrasó con la mayor parte de las instalaciones. Las llamas segaron con vehemencia muchos años de trabajo, y si su intención era la de que todo acabara ahí, se equivocó. Pedro y Óscar pusieron todo su empeño, esfuerzo e ilusión en reconstruir y devolver a El Ermitaño todo su esplendor. Y decidieron que este infortunio sólo representaría un punto y seguido en sus vidas.
Después han sido muchos los reconocimientos y galardones recibidos. Radio turismo les otorgó el Plato de Oro en los años 1995 y 1996, el Laurel de Oro en 1996 y el Collar de Oro en 1997 y 1998. La guía roja de Michelín reconoció su labor dotándoles de una estrella en 2001. Asimismo brillan con dos Soles en la Guía Repsol desde 2003. En la VIII edición de Caza y Safari 2006, recibieron el Premio de Gastronomía. Y en 2009 fueron galardonados con un premio especialmente emotivo para ellos, el Premio Cándido a la investigación gastronómica y turística.
Destacar también las múltiples apariciones en las más prestigiosas y relevantes guías gastronómicas, donde las puntuaciones hablan por sí solas. Pero todo ello ha sido posible gracias al afán de superación, el tesón y sobre todo el cariño que estos dos hermanos ponen en cada paso que dan para engrandecer su Ermitaño.
Bodega El Ermitaño Restaurante
Los caldos que se sirven en El Ermitaño reposan y esperan su turno en una cuidada bodega a cuyo cargo están dos magníficos sumilleres.
Pasillos y estantes que un entendido recorrería con gusto, sorpresa y admiración por la calidad y cantidad de referencias de prestigio y, sobre todo, por la dedicación y pasión de nuestros sumilleres en el mantenimiento de este mimado rincón.
Puedes visitar su web.
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